Es el sello personal de los proyectos cinematográficos de esta talentosa directora y guionista norteamericana.
La primera aparición en el cine de Sofía Coppola fue en una producción de su padre. Se trató de El Padrino y ella era apenas un bebé.
Con el correr de los años muchos pensaron que la hija de Francis Ford Coppola sólo sería una sombra del genio, sin embargo esta completa profesional ha dejado claro que vale mucho por sí sola.
Su carrera de guionista, productora, actriz, diseñadora de vestuario y directora de cine, le ha valido reconocimiento a nivel mundial. Ha producido tres filmes con los que ganó diversos galardones y nominaciones. La más importante, sin duda, es la nominación al Oscar por mejor dirección en Lost In Translation, que la convirtió en la tercera mujer del mundo nominada en esa categoría y la primera de EU.
Música, vital en cada cinta
Definitivamente la música es algo que siempre ha marcado la vida personal y profesional de Sofía. Antes de incursionar en la dirección apareció en la portada de un disco del grupo Red Kross y paralelamente a su carrera fílmica, ha participado en varios video clips de bandas que le agradan.
Entre esas incursiones se cuentan Elektrobank de The Chemical Brothers (dirigido por Spike Jonze) y Deeper and Deeper de Madonna.
En lo que respecta a sus filmes, las bandas sonoras tienen gran peso. En The Virgin Suicides (1999), la base musical es principalmente de los franceses de Air. También escuchamos a ELO, Gilbert O' Sullivan y Tod Rundgren.
Con Lost in Traslation (2003) la música también tuvo vital protagonismo. En esa ocasión fue el turno de My Bloody Valentine y nuevamente de Air. También hubo composiciones de Brian Reitzell y Roger J. Manning Jr.
La apuesta con María Antonieta (2006) fue aún más osada. En un contexto victoriano, Coppola supo mezclar muy bien temas de post punk y new wave, como The Cure, Strokes, Siouxsie and the Banshees, con sonidos barrocos de Castor & Pollux, François Couperin y el pianista Dustin O'Halloran.
En la actualidad Sofía es pareja del músico Thomas Mar, cantante de la banda francesa Phoenix, con el que comparte plenamente su sensibilidad por los pentagramas.
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